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Cuando decidir, es un problema
La vida consiste en tomar decisiones, se eligen unas alternativas y se rechazan otras. En función de cómo sean las elecciones o las decisiones tomadas se irá determinando un camino u otro que podrá ser más o menos exitoso.
Con frecuencia nos surgen en la vida distintos problemas y situaciones en los que tenemos que tomar una decisión. Algunos son simples, tan simples que los resolvemos directamente, otros no lo son tanto. Cuando éstos se presentan tenemos que saber cómo darles solución en un momento determinado. No podemos tenerlos presentes todo el tiempo, algunos exigen una solución concreta.
Para empezar, es preciso realizarnos esta pregunta
¿Qué es un problema?
Un problema, o una situación problemática, es una situación real o imaginaria a la que tenemos que buscar una solución que no sabemos aplicar en este momento. El resultado suele ser un aumento del nivel del estrés y de las emociones negativas.
Aunque no siempre somos conscientes de ello, cuando nos surge una situación en la que tenemos que decidir, solemos pensar que no hay opción adecuada, que tenemos que seguir haciendo lo que venimos haciendo, fracasando con esta forma de actuar, o respondiendo de manera impulsiva, sin resolverlo e incluso creándonos más problemas. Por ello es tan importante que toda persona sepa cómo solucionar adecuadamente cualquier problema que se le presente.
¿Por qué a veces nos cuesta tanto tomar decisiones?
La vida humana gira en torno a dos polos. Los hábitos vs las decisiones.
Los hábitos son simples automatismos, la repetición y la rutina, caracterizados por la facilidad, la seguridad y el resultado esperado.
Las decisiones son totalmente lo contrario, exigen un esfuerzo por parte de la persona y afrontar un resultado en el que en la mayoría de las ocasiones no podemos conocer de antemano.
Es cierto que algunas de las decisiones que tomamos a lo largo de nuestras vidas son sencillas y no requieren un gran esfuerzo, sin embargo existen otras como por ejemplo: “Decidir si cambio de trabajo” “Elegir entre estudiar una carrera u otra” etc, pueden producir gran malestar en la persona, llegando a paralizarla y ser incapaz de decidir.
Factores que nos dificultan la toma de decisiones:
- Emociones desagradables como temor y tristeza por las consecuencias que se deriven de la decisión tomada.
- Incertidumbre sobre si la decisión que vamos a tomar es correcta o no.
- Distorsiones cognitivas como “anticipación negativa” o “catastrofización” de los resultados que podemos obtener.
- Altos niveles de ansiedad durante el proceso de toma de decisiones.
Todos estos factores resultan muy desagradables para la persona que los experimenta, pueden llevarle a la evitación y la postergación de la decisión con tal de deshacerse de ellos, sin embargo este modo de actuar lo único que produce es una dilatación de la situación y nos conduce a tomar decisiones de manera impulsiva y poco meditada que generen un mayor malestar del esperado.
¿Qué podemos hacer para resolver esta situación?
En el Centro de Psicología Psicosalud para mejorar el proceso de toma de decisiones y partiendo desde el marco cognitivo-conductual, nos centramos en los tres factores principales de este proceso, el cognitivo, el afectivo y el conductual.
Buscamos que las personas sean capaces de identificar y descubrir las soluciones a los problemas que se van presentando en su vida cotidiana. La ventaja de este tipo de terapia es que es útil para abordar todo tipo de situaciones, ya sean interpersonales, individuales, sociales o comunitarias.