[multilanguage_switcher]

Dormir bien es fuente de salud mental

Los trastornos del sueño son los padecimientos que afectan el desarrollo habitual del ciclo sueño-vigilia.
Es habitual que influyan en el resto de las áreas de la persona: la física, la mental y la emocional.
Cuando el ciclo normal del sueño se ve interrumpido es habitual que la persona se sienta cansada y falta de energía. [/su_column][/su_row]

Los pensamientos pueden tener una tendencia más negativa y distorsionada cuando ha habido alguna alteración del sueño. Un sueño reparador influye emocionalmente en el individuo, pudiendo prevenir estados de ánimo depresivos y ansiosos.

Tipos de trastornos del sueño:

  • Apnea del sueño.
  • Síndrome de piernas inquietas.
  • Parálisis del sueño.
  • Terrores nocturnos.
  • Pesadillas.
  • Sonambulismo.
  • Narcolepsia.
  • Hipersomnia.
  • Insomnio.

El trastorno más habitual es el Insomnio.
Vivimos en un mundo donde la gente lleva una vida excesivamente ajetreada y sometida a presión. Cuanto más atareadas están las personas, más les preocupa dormir bien para cumplir con sus responsabilidades diurnas. Dado que la mayoría de las personas han pasado alguna noche en vela, conocemos bien el efecto debilitador que esto tiene sobre el nivel de energía, la eficacia laboral y el estado de ánimo.

Unas cuantas noches de falta de sueño aisladas pueden degenerar en un cuadro crónico de insomnio. Cuanto más sueño pierda un individuo, más desesperado estará por encontrar una solución. A veces se recurre al uso de medicamentos somníferos como la forma más rápida para aliviar estos problemas con el sueño. Sin embargo, la utilización de estas drogas durante un largo período trae consigo otros problemas y no proporciona un sueño constante y reparador. Existe tratamiento psicológico alternativo a los medicamentos para aquellas personas que sufren un insomnio persistente.

Muchas de las personas que duermen mal, tienen tendencia a las obsesiones y a la preocupación.

Definición del insomnio

Algunas personas tienen problemas de sueño de forma regular y persistente durante períodos largos de tiempo, desde 6 meses hasta incluso durante muchos años. A menudo no podemos establecer la relación entre estos problemas de sueño más persistentes y algún proceso específico en curso, si bien podemos identificar algún acontecimiento desencadenante. Todos estos tipos de perturbaciones del sueño suponen alguna forma del muy heterogéneo conjunto de problemas que conocemos como insomnio.

El insomnio no es una enfermedad, es un síntoma, como la fiebre, que requiere un diagnóstico diferencial preciso.

Existen varios tipos, según el momento en el que no podemos dormir. La mayoría de las personas que duermen mal tienen un tipo de insomnio que hace que les cueste conciliar el sueño al principio de la noche, lo que podemos llamar “insomnio de comienzo del sueño”.

El segundo tipo más habitual es el de “mantenimiento del sueño”, en el cual el sueño queda interrumpido en medio de la noche. Y un tercer tipo es el que podríamos llamar “despertar muy temprano por la mañana”, en el cual la persona se despierta antes del momento en que quiere hacerlo. Además, las personas que duermen mal pueden experimentar un sueño de mala calidad, que sea demasiado ligero, en el que no se descansa y con alteraciones. Se puede tener un sueño desigual de una noche a otra y por lo tanto no poder confiar en su descanso nocturno.

Consecuencias del insomnio

Hay múltiples consecuencias y pueden durar las 24 horas del día: la capacidad para el trabajo, la participación en actividades sociales y sus posibilidades de disfrutar de la vida se ven seriamente comprometidas por una privación del sueño larga. Padecer insomnio durante el tiempo que sea marca todos los aspectos de la vida de la persona y afecta profundamente a su estado de ánimo, a su estado de salud, sus relaciones personales y su rendimiento en el trabajo. Una de las consecuencias más importantes del insomnio persistente es un sentimiento de baja autoestima o incompetencia, basado en una sensación de pérdida del control sobre la propia vida.

Tratamiento con drogas hipnóticas y sedantes

El método más corriente para tratar el insomnio consiste en tomar algún tipo de medicación inductora del sueño de los que se agrupan bajo la denominación de hipnóticos.
A primera vista una píldora que provoca el sueño parece ser el remedio ideal para el insomnio. Las pastillas son baratas, cómodas y fáciles de tomar. Algunas, al principio, mostrarán capacidad para mejorar y alargar el sueño.

Este sueño añadido es probable que no sume mas de 20 a 40 minutos. Las medicaciones del sueño no mantienen el efecto indefinidamente. La tolerancia se desarrolla dentro de las dos semanas siguientes al inicio del tratamiento, siendo preciso así aumentar la dosis. Después de la mejoría inicial los hipnóticos pueden causar por sí mismos un proceso desencadenante de insomnio, al alterar las pautas normales del sueño y reducir el REM en sus estadios mas profundos.

Un fenómeno denominado “insomnio de rebote” se presenta a menudo cuando se dejan de tomar los hipnóticos, sometiendo al insomne a noches muy desagradables de nerviosismo, con una dificultad añadida para la conciliación del sueño y pudiendo producir una mayor intensidad de los sueños y pesadillas. Al llegar a este punto, la persona que sufre insomnio, puede llegar a la conclusión de que las pastillas son esenciales, y el proceso de consumo se reanuda y comienza otra vez el ciclo.

Alternativas al tratamiento del insomnio sin medicación

Dada la ineficacia de las pastillas para el insomnio, las científicos han buscado otras alternativas que no estén basadas en las drogas. Las técnicas del comportamiento han recibido la máxima atención.

Algunos investigadores creen que el despertar de los insomnes es un despertar emocional, resultado de un estilo de personalidad perfeccionista ansiosa. Frecuentemente el insomne es una persona propensa a interiorizar las reacciones ante los acontecimientos de una vida tensa y también puede somatizar los conflictos no resueltos. Para estas personas se recomiendan técnicas de reducción de ansiedad, así como aprendizaje del control de la tensión y la reestructuración cognitiva.

Es probable que intente controlar el sueño voluntariamente, en otras palabras: “empeñarse en dormir”. Uno de los tratamientos más extraordinarios y creativos es la utilización de la intención paradójica. Centrarse en la idea de tratar de no quedarse dormidos.

El control de estímulos es importante en el tratamiento del insomnio. La cama y el dormitorio a veces no son indicadores de somnolencia y del comienzo del sueño. En cambio estos sitios se han convertido en señales fuertes de estímulo discriminatorio para la vigilia y el insomnio.